El domingo de la Trinidad, los vecinos de Barasoain llegan hasta Ujué para visitar a la Virgen y rememorar la antigua peregrinación de la Hermandad del Apostolado que existió en la Villa.
A continuación, reproducimos texto tomado del libro titulado: "Apostolados de Ujué", del tafallés: Pedro Flamarique.
Asomarse a los ''Apostolaus'' de Barásoain es como ir al brocal de un viejo pozo. Sacar y sacar agua limpia y nueva de historias hermosas con misma frescura del día lejano ya, que llovieron nubes marianas. Es como ver nacer un nuevo sol que antes nunca hubiera salido.
Conversar con ''Apostolaus'' de la noble Villa valdorbesa es dejar pasar el tiempo. Que gocen y se emocionen, se disparen sus emociones y recuerdos atropellados como nubes de tormenta en tarde veraniega. Y como testigo mudo de tan bellas nostalgias enseñan un bastón-cruz, báculo negro de madera rematado en Cruz.Y una túnica con un crucifijo de colgar al cuello y borbotones de historietas de los tradicionales ''Apostolaus''.Así cuentan que hacían el viaje -peregrinación a la Virgen de Ujué el día del la Trinidad desde el sábado al mediodía anterior.
El sábado al mediodía se reunían en ''Casa Arricivita''. Allá se ponían la túnica y capucha. Iban a la iglesia donde hacían sus rezos y salían en silencio.
En la cruz de Piedra de Garínoain, camino de Leoz, eran despedidos por la gente y marchaban cara Ujué. Por Gandiriain, Benegorri, Maquírriain, alto de Lerga- Molinoviento al alto Lerga y ya hasta el santuario.Siempre en silencio y en fila de a uno. Rezan cinco rosarios al ir.Y alguno, generalmente joven hacia algún comentario y rompía el silencio, había como una pequeña sanción del mayor o más veterano de rezar un Padrenuestro de más. Habiendo salido a la una del mediodía tras tomar su bocadillo de merienda por el ''Molino viento'', solían llegar a Ujué al atardecer. Saludaban a la Virgen y a todos, e iban a casa de ''JuanManuel'' que era su casa durante las horas que pasaban en el viejo pueblo. Allí cenaban el menú de siempre, el de todos los años y de todos los ''Apostolaus'' que habían existido: Alubias blancas y cordero. Pero allí era famosa, y todos la recuerdan, aquella Agua de Enero. Recogida de las lluvias y nieves invernales del pueblo de la Virgen para lavarse la cara los domingos las mozas. Para guisar los duros garbanzos de ''sierraujué'' y como seña de cariño y detalle de amistad ''pa cuando vengan losapostoalus de Barasoain''. Y la bebían, la degustaban y la agradecían en abundancia y con mucha fe. Dormían en grandes salas- habitaciones con colchones ''guardaus pa ese día'' con el consiguiente ambiente de fiesta y bromas inocentes.
Pero toda esa seriedad y complejo de rezos al volver se rompía con la fiesta del almuerzo. El cordero en chilindrón que en pucheros había venido ''calientico y oloroso al paso cansino del macho peregrino''.
El lugar siempre el mismo: el Molinoviento. Las mismas piedras y los mismos tomillos de compañeros de alegría y tragos. Al pasar de vuelta por Maquirriain les esperaban con las campanas y los botijos de agua fresca en las puertas entreabiertas de todas las casas vecinales. Ya en el pueblo, Barásoain, en la iglesia, a rezar, cantar y dar gracias a la Virgen por el viaje. Llegaban hacia la una y de nuevo en ''casa Arricivita'' se despojaban de sus hábitos y marchaban a sus casas.....
Imagen de los Apostolados de Barásoain |
Pero toda esa seriedad y complejo de rezos al volver se rompía con la fiesta del almuerzo. El cordero en chilindrón que en pucheros había venido ''calientico y oloroso al paso cansino del macho peregrino''.
El lugar siempre el mismo: el Molinoviento. Las mismas piedras y los mismos tomillos de compañeros de alegría y tragos. Al pasar de vuelta por Maquirriain les esperaban con las campanas y los botijos de agua fresca en las puertas entreabiertas de todas las casas vecinales. Ya en el pueblo, Barásoain, en la iglesia, a rezar, cantar y dar gracias a la Virgen por el viaje. Llegaban hacia la una y de nuevo en ''casa Arricivita'' se despojaban de sus hábitos y marchaban a sus casas.....
Para terminar, contar que si bien el Apostolado de Barásoain dejó de existir, ahora es un nutrido grupo de vecinos de esa Villa el que va a visitar a la Virgen portando el mismo Cristo que el Apostolado llevaba a Ujué.
El día señalado para ello también es el mismo en que ellos fueron siempre: el domingo de la Trinidad.