23 abril
La
Escolanía del Orfeón Pamplonés (impresionante) dejó en Barasoain un conjunto de
sensaciones que, muy pocas veces, es posible sentir, escuchar y ver en directo.
Hubo un momento en el que no se escuchaba ni una respiración. No hubo las
típicas toses, ni papeles de caramelos, ni tan siquiera los inoportunos
ruiditos de los teléfonos móviles (afortunadamente vamos siendo conscientes de
poner estos dispositivos en silencio durante estos eventos).
Un
coro treméndamente vivo, sincero y virtuoso. Al cantar transmitían una
tranquilidad apabullante. Expresividad y sentimiento en sus semblantes y
movimientos. Fuerza y viveza espectaculares. Los asistentes salimos del
concierto con el espíritu sereno, la impresión de haber presenciado un
concierto histórico y la gratitud por el derroche de tanta generosidad musical
y artística. Todo
ello gracias al trabajo de base que realiza Juan Gaínza, director de la Escolanía
del Orfeón Pamplonés, que recoge el testigo del trabajo que realiza en el Coro Infantil
Teresa Apesteguía y la pianista y profesora de lenguaje musical Diana Yerro,
que acompañó al piano las once obras más las propinas que la tarde del pasado
sábado disfrutamos en la iglesia de Barasoain.